• Un recipiente del que solo se han encontrado cuatro unidades y cuyo uso aún es un misterio, entre las piezas
• “El Tejar, a esta fiesta invito yo” es el título que ilustra el novedoso enfoque de esta muestra de piezas de cocina y comedor inaugurada por el presidente del Cabildo
“El Tejar, a esta fiesta invito yo” es el título de la muestra arqueológica inaugurada por el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, en el Yacimiento de La Fortaleza, que ofrece un enfoque novedoso al mostrar el momento de sus celebraciones especiales con el ganado y el fuego como protagonistas.
Se trata de piezas arqueológicas encontradas en el Yacimiento del Tejar de Santa Brígida, que guarda similitudes con La Fortaleza, yacimiento del Cabildo situado en Santa Lucía, y destaca entre todos los objetos uno del que solo se han encontrado unas pocas unidades, una que pertenece a la colección de Sánchez Araña, otra a la de la Cueva Pintada, y este que acaba de aparecer.
Se trata de los restos de un recipiente con orificios en su base cuyo uso aún es un misterio, pues pudo ser un colador, pero hay arqueólogos que consideran que eran una quesera e incluso quien apunta que era para cocinar al vapor, algo muy novedoso para la época, pero se han encontrado recipientes con cierta similitud en el norte de África del siglo XII utilizados con este fin, explicó el arqueólogo responsable de las excavaciones de La Fortaleza, Marcos Moreno.
La arqueología necesita ser ilustrada con las caras de sus protagonistas, de las personas que dieron uso a los utensilios que siglos después son encontrados y estudiados, por eso imágenes de los aborígenes tal como fueron imaginados hace siglos y en la actualidad, acompañan esta muestra.
Según los utensilios que se encontraron en cada espacio, se sabe si era cocina o comedor, y entre ellos hay material lítico y mucha cerámica, incluso con pitorros ciegos, únicamente de vista, lo que desvela que también se preocupaban por la estética de sus enseres.
Piezas con siglos de antigüedad que, no obstante, está acompañada de la última tecnología, porque con un clic sobre el código QR que acompaña a cada vitrina, el visitante podrá ver cómo era la pieza completa y llevarse consigo vídeos explicativos.
Lascas de obsidiana con los que probablemente cortaban los nervios de los huesos y los limpiaban, también pueden ser contempladas junto a trozos de huesos y las ralladuras ocasionadas por la cortante obsidiana.
Y es que la diversión también formaba parte de la cultura aborigen, y lo hacían con banquetes de carne de cabra, cochino y oveja, tenían su particular navidad, y si eran invitados también devolvían la invitación con un agasajo igual o superior, pues era una sociedad más sofisticada de lo que se creía en muchos aspectos y gustaba de cuidar los detalles.
Moreno explicó al presidente y parte de la corporación del Cabildo, que se trasladaron en visita oficial a Santa Lucía, donde fueron recibidos por la alcaldesa, Dunia González, y su equipo, que los aborígenes medían en torno al metro setenta, de modo que le sacaban a los castellanos un par de decenas de centímetros, y morían a los 40 años los varones y 35 las mujeres debido a los embarazos y los partos. A los 40 años llegaban, en cualquier caso, muy deteriorados, con artritis, artrosis y sin apenas dentadura por los restos de piedra de los molinos de gofio.
Aunque vivían en total libertad e integrados en la naturaleza, su vida también era dura, pues cualquier enfermedad podía acabar con su vida, una rotura de fémur hacía que se soldaran ensamblados y perdieran mucho largo de pierna, y una infección de la dentadura superior podría acabar en fallecimiento, aseguró el arqueólogo, que asegura que La Fortaleza presenta todos los indicios de haber sido el “vaticano” grancanario.
Los visitantes podrán visitar, además de esta muestra de piezas originales, el centro de interpretación con réplicas de cuevas y momias y una pantalla multitáctil de 65 pulgadas cargada de puzles, trivial y demás juegos divulgativos que atrapan a los más pequeños y permanecen horas moviendo con sus manos las pantallas, fotografías y piezas de los rompecabezas.