En tiempos pasados hubo un emperador muy preocupado por las apariencias, era tan aficionado a la ropa que gastaba todo su dinero en trajes nuevos. Cuando inspeccionaba a las tropas, cuando iba al teatro o cuando andaba de paseo, su único afán era mostrar sus vestidos nuevos. Se cambiaba a cada rato. Así como siempre se ha oído decir: “el Rey está en Palacio”, de nuestro personaje se decía “el emperador está en el guardarropa”. El país donde reinaba nuestro emperador era turístico, lo visitaban muchos extranjeros. Un día llegaron dos pillos haciéndose pasar por grandes tejedores, eran capaces de fabricar los trajes más bellos del mundo. Pero además las telas tenían una extraordinaria virtud, porque eran invisibles para los que no desempeñaban bien sus cargos o carecían de inteligencia.
Así empieza el cuento “El traje del nuevo Emperador” de Hans Christian Andersen, un cuento que se ha convertido en clásico y que fue publicado en 1837 y a nivel popular también se ha conocido con el título “El rey desnudo”. Volveremos al cuento al final de este artículo. Ahora tengo que pasar del cuento a las cuentas del IGTE (que también son otro cuento).
En un país normal esta semana deberíamos de estar hablando de los presupuestos para el próximo año que este martes pasaron el primer trámite parlamentario con el apoyo de los (todavía) socios del Gobierno canario. El debate debería ser en qué se van a gastar los 7.300 millones de euros recogidos en la Ley de Presupuestos para 2017. Pero Canarias no es un país normal y la majadería política y los intereses personales y cortoplacistas de dos políticos (Fernando Clavijo y Casimiro Curbelo) han provocado una crisis institucional entre las diferentes administraciones públicas canarias: el Gobierno, los cabildos y los ayuntamientos.
A prisa y corriendo el lunes por la mañana se convocó la llamada Comisión de Seguimiento del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan) para aprobar el reparto de los 109 millones correspondientes a 2016. En esa comisión están los representantes del Gobierno canario (el propio presidente Fernando Clavijo y el consejero de la Presidencia, Aarón Afonso), de los cabildos (FECAI), de los ayuntamientos (FECAM), de las dos patronales canarias, de los sindicatos UGT y CCOO y de las dos universidades canarias. Los sindicatos mostraron su desacuerdo porque no comparten que se dedique el 75 % de los fondos a obras e infraestructuras, creen que debería ir más dinero a Empleo y Políticas Sociales. Las universidades canarias también votaron en contra porque consideran que los fondos para investigación son paupérrimos. El comisionado de la FECAM Óscar Hernández mostró su rechazo porque el criterio de reparto de la triple paridad para el 75% de los fondos perjudica a las dos islas capitalinas y por tanto a la mayoría de la población. El consejero de Presidencia se alió con las críticas que hicieron las universidades.
También Casimiro Curbelo por los cabildos criticó que no se haya dejado a las corporaciones insulares los fondos para empleo. En resumen, el presidente Fernando Clavijo solo encontró el apoyo explícito del presidente de la patronal tinerfeña y antiguo compañero de partido José Carlos Francisco. La reunión de la Comisión de Seguimiento fue un auténtico paripé porque sus miembros no habían tenido tiempo de estudiar los proyectos que les habían dado unos días antes. El reparto ya estaba hecho.
Después de esa reunión la división se trasladó al Consejo de Gobierno presidido por Fernando Clavijo. Los cuatro consejeros del PSOE salieron de la reunión del gabinete para no apoyar el reparto de los fondos del Fdcan. Los socialistas insistieron en dejar aparcado el tema hasta lograr un consenso mayor, pero el presidente Clavijo impuso la postura que defiende hace más de un año a pesar de la nueva crisis que esto ha provocado en su ejecutivo (o quizá buscaba esa crisis porque no se atreve a destituir a los consejeros del PSOE y a firmar el pacto con el Partido Popular). Siguiendo con la crónica de lo ocurrido en un país un tanto extraño, al día siguiente, el martes, hubo pleno en el Parlamento canario y Coalición Canaria y el PSOE que no fueron capaces de consensuar el reparto de 109 millones de euros, sí se pusieron de acuerdo para 7.300 millones. Unos presupuestos que rechazó frontalmente el Partido Popular. Sin embargo la noche anterior al pleno Fernando Clavijo había cenado con el presidente del PP, Asier Antona, y según contaba este periódico en la comida hablaron de un posible cambio de pareja de Coalición Canaria, lo que provocaría que el PP entre a gobernar con los presupuestos que acaba de rechazar y que diseñó el PSOE con CC.
El presidente de esta Comunidad lleva una estrategia de aislamiento de Gran Canaria, como si los ciudadanos y ciudadanas de esta isla debieran ser castigados porque en el año 2015 situaron a Coalición Canaria fuera de la mayoría de las instituciones. Sin representación en el ayuntamiento de la principal ciudad de Canarias y con un solo consejero en el Cabildo, que en lugar de cumplir con su compromiso electoral de defender a Gran Canaria, actúa como el delegado de Clavijo en esta isla.
En la reunión que tuvimos el pasado martes en el Cabildo con los ayuntamientos de la isla mostramos nuestra más firme repulsa al reparto de los dineros del antiguo IGTE pero decidimos firmar el convenio del Fdcan porque si no perdemos también los 125 millones asignados a Gran Canaria, un atraco si se tiene en cuenta la población de esta isla y sus niveles de desempleo. También decidimos encargar un estudio a los servicios jurídicos para recurrir ante los tribunales el reparto arbitrario. Creemos que la decisión del Gobierno no respeta ni siquiera el decreto aprobado por el ejecutivo de Clavijo. Se aprobó también la celebración de plenos extraordinarios en los ayuntamientos y en el Cabildo, convocar una reunión con los parlamentarios grancanarios, invitar a Fernando Clavijo a que dé la cara en el Cabildo ante todos los alcaldes grancanarios, crear una comisión para preparar más acciones reivindicativas...
Clavijo está pensando exclusivamente en sus intereses personales para mantenerse en el machito. Con el criterio de la triple paridad a Gran Canaria le llegarán 148 euros por habitante mientras que a Fuerteventura 540 euros, a El Hierro 1.736 euros y a La Gomera 1.564 euros. La otra isla más perjudicada junto a Gran Canaria sería Tenerife que le correspondería 141 euros per cápita si se aplica el criterio de la triple paridad. Si el reparto se hiciera como se había hecho hasta ahora, con los criterios del REF, el dinero por ciudadano sería: 294 euros per cápita para Fuerteventura, 583 euros para La Gomera, para El Hierro 935 euros y a las dos islas capitalinas les tocaría lo mismo: 216 euros para cada grancanario y 216 euros para cada tinerfeño. Con el criterio de la triple paridad las dos islas más beneficiadas, con mucha diferencia respecto a las demás, serían El Hierro y después La Gomera, precisamente las dos islas que tienen diputados autonómicos que son imprescindibles para que Fernando Clavijo pueda tener el apoyo parlamentario suficiente para conservar la presidencia del Gobierno teniendo como pareja al PSOE (así es en el momento de escribir este artículo) o el Partido Popular (así podría ser en una o dos semanas). Puro clientelismo y compra de voluntades con dinero público.
Volvamos al cuento de Andersen. Los diseñadores que se presentaron ante el Emperador eran unos timadores, montaron unos telares sin tela. El Emperador cada vez les daba más dinero para las telas del nuevo vestido, pero estaba tan intrigado que mandó a su delegado a ver el trabajo. Llegó a la casa de los timadores y vio que no había tela. Pero pensó que si lo decía al Emperador podría sufrir represalias, porque se había extendido la idea de las telas mágicas que solo veían los inteligentes. Llegó el día del desfile, los falsos diseñadores fueron a palacio, desnudaron al rey y luego hicieron el paripé de que le colocaban un hermoso y bello vestido. El rey salió del palacio desnudo, pero el pueblo ya estaba avisado para echarle piropos (yo creo que en la versión del siglo XXI de este cuento sería el anuncio de la Lotería de Navidad). Así recorrió el rey las calles entre piropos del pueblo a su vestido. Tan solo un niño se atrevió a gritar: “el rey no lleva ropa”.
Al principio el Emperador se ruborizó, pero su delegado le dijo: “no haga caso señor, es la voz de la inocencia”. Entonces el pueblo empezó a gritar: “el Mencey no lleva ropa, el Mencey está desnudo”. Pero el rey levantó con orgullo la cabeza mientras su ministro-delegado iba detrás agarrando la cola del vestido que no existía. En la reunión en el Cabildo de Gran Canaria esta semana fueron varios los alcaldes que mostraron su deseo de salir a la calle para denunciar esta discriminación a las dos islas más pobladas, para gritar que el Mencey que presume de pensar en Canarias es un emperador desnudo que solo provoca desunión y enfrentamiento entre las islas. Será un grito que el Mencey se ha ganado a pulso y que no podrá tapar por mucho que gaste en vestidos o propaganda y por muchos ministros-delegados que tenga a su lado diciéndole: “No haga caso, Mencey, es el grito de la inocencia”.
Antonio Morales Méndez es presidente del Cabildo de Gran Canaria