La exposición ‘Grabados de Rembrandt en la Colección de la Casa de Colón’ abre una ventana a la genialidad del artista holandés
La historia del grabado tiene un antes y un después en Rembrandt. La exposición ‘Grabados de Rembrandt en la Colección de la Casa de Colón’ abre desde hoy una pequeña ventana a este hito del arte en la Europa del siglo XVII fruto de la mezcla de pasión, experimentación y genialidad del artista holandés.
En la muestra, presentada hoy por el consejero de Cultura, Carlos Ruiz, se exhiben un total de 16 estampas de pequeño formato que forman parte de los fondos del citado centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria. Catorce de ellas fueron realizadas por el propio autor holandés, mientras que las dos restantes parten de dibujos suyos pero están grabadas por otros artistas.
El Cabildo adquirió estas piezas a un coleccionista privado a principios de los años setenta y en 1976 protagonizaron exposiciones itinerantes en Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Cuatro décadas más tarde, la Casa de Colón saca de nuevo a luz este simbólico pero significativo destello del inmenso e imperecedero legado de Rembrandt.
A Rembrandt se le atribuyen alrededor de trescientas planchas que dieron lugar a más de 18.000 grabados distribuidos por todo el mundo hoy en día, según las estimaciones del comisario de la muestra, Javier Pueyo, profesor de Historia del Arte en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Las Palmas de Gran Canaria.
La exposición se inaugura este martes, 24 de enero, a las 20.00 horas, se podrá contemplar de manera gratuita hasta el próximo 28 de febrero y se inscribe dentro de la política del museo de mostrar a la ciudadanía los tesoros artísticos que custodia, según destacó la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta.
Ramón Gil, conservador de la Casa de Colón, recalcó que se trata de obras que demandan cuidados muy especiales y que son especialmente sensibles a la luz, motivo por el que su exposición durante un mes representa una oportunidad única para el público.
La exhibición se articula a través de cuatro áreas temáticas. La primera de ellas engloba las creaciones alrededor de la vida de Cristo, donde destaca ‘La resurrección de Lázaro’ (1633) o ‘La Crucifixión’ (1635). Este apartado permite comprobar la crucial aportación del artista a la renovación de la iconografía de las Sagradas Escrituras.
Otra de las áreas está dedicada a las escenas bíblicas y contiene la magistral calcografía ‘Adán y Eva’, de 1638, considerada una de sus creaciones más reconocibles, y la conmovedora ‘La decapitación de San Juan Bautista’ (1640), una composición que destaca por su intensidad y fuerza contenida.
El tercer apartado se denomina ‘La figuración humana’, epígrafe bajo el que se agrupan piezas como ‘El jugador de cartas’ o ‘El dibujante’, realizadas ambas en 1641 y en las que se representa la realidad cotidiana sin artificios, ofreciendo al observador una nueva pincelada de su universo artístico.
Este tercera parte se detiene también en el género del autorretrato con dos grabados de 1633 y 1642, que sitúan ante la mirada del espectador la huella del tiempo sobre Rembrandt en el lapso de diez años que separa a ambas composiciones.
El recorrido se completa con ejemplos de la influencia ejercida por la alargada sombra de Rembrandt, en concreto con dos grabados de artistas que tomaron como modelos sendos dibujos de Rembrandt. Por un lado se presenta el ‘Jesús ante Pilatos’ (1775) de Philippe Le Bas y, por otro, un espléndido aguafuerte de John Burnet titulado ‘Retrato de judío’ (1833).
El influjo de Rembrandt se percibe, no obstante, en la obra de figuras tan destacadas la pintura universal como Goya, Delacroix, Van Gogh, Picasso, Henry Moore o Francis Bacon.
El grabado como reto creativo de un artista apasionado
El pintor, dibujante y grabador neerlandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leyden, 1606 - Ámsterdam, 1669) está considerado como uno de los artistas barrocos más importantes del siglo XVII y uno de los mejores grabadores de la historia del arte.
El grabado hace posible aumentar la difusión de la obra de arte, ya que a partir de una sola plancha se pueden reproducir numerosos ejemplares de una misma pieza. Rembrandt fue un auténtico maestro de esta técnica y entre 1628 y 1660 llevó a cabo más de trescientas planchas de grabado.
Cada una de esas planchas suponía un reto y llevaba aparejada una nueva investigación formal en la búsqueda de una mayor expresividad, fuerza e intensidad de la estampa final, un reflejo más de una personalidad apasionada que le empujaba a adentrarse por los senderos de la experimentación artística.
La estrecha relación de la Casa de Colón con el mundo de los grabados
La Casa de Colón mantiene un fuerte vínculo con el mundo del grabado. De hecho, hasta la década de 1990 albergó el Taller de Grabado, concebido como centro de producción y enseñanza, un excepcional lugar de trabajo y punto de encuentro para artistas canarios y foráneos, circunstancia que se tradujo en la creación de una importante colección propia.
En 1975, el Taller de Grabado de la Casa de Colón incluyó en una misma carpeta gráfica una quincena de aguafuertes de Juan Ismael, Rafael Monzón y Santiago Santana. Estas piezas fueron exhibidas en 2015 dentro de una muestra monográfica.
Ahora, la exposición ‘Grabados de Rembrandt en la Colección de la Casa de Colón’ se suma a la lista de iniciativas del centro para exponer sus fondos, como ya ocurrió en 2013 con ‘Los disparates de Goya’, presentes también en su colección de grabados. Hoy, es otro genio, Rembrandt, el que asoma la cabeza.