La colocación de placas en diferentes espacios emblemáticos para el colectivo LGTBI, forma parte de la “Estrategia para la Memoria Histórica de la disidencia sexual y de género de Canarias” de la Dirección General de Diversidad
El parque Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, cuenta desde este 17 de mayo, Día Internacional contra la LGTBIfobia, con una placa en reconocimiento a los y las disidentes sexuales y de género que sufrieron persecución durante la dictadura franquista y en los siguientes años. El director general de Diversidad del Gobierno de Canarias, Víctor M. Ramírez, se congratuló, durante el acto de colocación de la placa, de que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se haya sumado a esta iniciativa del Gobierno de Canarias que va a permitir “recordar, para no repetir, la persecución que sufrieron muchas personas por sus identidades y orientaciones disidentes”.
“También -aseguró- es una manera de reconocer a muchas activistas y el gran valor que tuvieron al convertirse en auténticas resistentes al régimen dictatorial y durante los primeros años de la transición”.
En la misma línea se expresó la concejala de Igualdad y Diversidad del Consistorio capitalino, Mari Carmen Reyes, que manifestó que “visibilizar a través de la memoria histórica la lucha de la comunidad LGTBI, especialmente durante los años de la dictadura franquista, es imprescindible para que la ciudadanía conozca la realidad que sufrieron estas personas y su lucha por conseguir la igualdad de derechos”.
Esta iniciativa es una de las acciones del proyecto “Estrategia para la Memoria Histórica de la disidencia sexual y de género en Canarias”, impulsado por la Dirección General de Diversidad del Gobierno de Canarias, y promueve la significación de lugares y monumentos en diversos lugares emblemáticos del Archipiélago. Al acto han asistido asimismo diversos representantes del movimiento LGTBI en Canarias.
El Parque de Santa Catalina se convirtió durante la dictadura y la transición a la democracia en un espacio de referencia para la colectividad disidente, un punto de encuentro y protección, así como un sitio donde se vivió con especial virulencia el control y la represión policial del Estado.
Fue un lugar emblemático del turismo, el comercio y la actividad portuaria a partir de los años 60, se convirtió en símbolo de la diversidad de nacionalidades, etnias y culturas. En este contexto, la comunidad de disidencia sexual canaria se encontró con el turismo homosexual del norte de Europa y con una nueva visión de aquellas sociedades donde contaban con más libertades.
Las terrazas del parque se convirtieron en lugar de encuentro e intercambio de experiencias. A ello se sumó el Carnaval, momento idóneo para la exhibición de la pluma y de los disfraces. Al mismo tiempo, Santa Catalina se convirtió también en escenario de represión y persecución, donde la policía agredía y detenía a las mujeres trans que ejercían la prostitución.
El próximo 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI, el Ayuntamiento y el Gobierno regional instalarán otra placa, en este caso en el Polideportivo López Socas, lugar emblemático del activismo homosexual durante la transición.