En mi nuevo libro trato de recoger el legado de estudios, autores, pensadores, filósofos o teólogos humanistas, críticos, personalistas y latinoamericanos muy queridos, tan significativos en la realidad histórica. Reconocidos incluso por el mismo Papa Francisco, (por ejemplo) el recientemente fallecido J. C. Scannone, a los que felicita y valora constantemente por toda su fecunda contribución a la humanidad, al pensamiento, a la teología e iglesia.
Es un pensamiento, filosofía y espiritualidad realmente liberadora que transmite el amor fraterno, regalado por Dios desde la fe, hacia aquellos a los que se les niega, a los pobres, excluidos y víctimas. El método (camino) de todo este pensamiento y teología es el Don, la Gracia del Amor de Dios-digno de fe, que se realiza en la opción por los pobres como sujetos de la misión, de la justicia y la liberación integral de todo mal e injusticia.
Desde este Don gratuito del amor y la vida, Dios mismo, se opta por aquellos a los que estas idolatrías del tener, propiedad y capital: empobrecen o excluyen; por los pobres y oprimidos. Frente a todo egoísmo e individualismo, que solo se mueve por el interés con sus ídolos del poder y la riqueza-ser .
Si en Europa se planteó como hacer filosofía y teología después de Auschwitz, en América Latina y Sur empobrecido se realiza en el mismo Auschwitz, desde Ayacucho o El Mozote, ese lugar real y actual del mal e injusticia, que padecen los hambrientos y pobres del Sur.
Es primordial esta praxis ética y espiritual de la fe, la contemplación y la justicia con los pobres para transmitir el amor, Dios mismo, a estos empobrecidos en el mundo. Los pobres son el lugar (realidad) social y espiritual-teologal donde es negada la fraternidad solidaria y la justicia liberadora. Las victimas y los pobres que son los que mueren antes de tiempo, debido a todo este mal e injusticia que sufren, a los que se les roba la dignidad y el bien común, que debe restituirse a todos los seres humanos y pueblos.
Desde la misma fe, el Dios que se revela y encarna en Jesús es el Dios de la vida, que ama y hace justicia a los oprimidos, a las víctimas, Dios de los pobres y excluidos.
Como se afirma bellamente, el pensamiento (la filosofía) y la teología es una carta de amor a los otros, a Dios mismo. El método filosófico-teológico, por tanto, es esta ética y espiritualidad real, de encarnación, que bebe del propio pozo de la realidad de los pueblos con sus alegrías, sufrimientos, esperanzas e injusticias que padecen, con su cultura y sabiduría (espiritual) popular.
Es una filosofía y teología (mística) de los ojos abiertos, con la espiritualidad misericordiosa del buen samaritano que contempla y encuentra el sufrimiento del explotado e inocente, junto a Dios, para hacerse prójimo de ese otro oprimido y promover la caridad política. Esto es, ese amor constitutivamente social y civil que promueve la justicia con los pobres, en contra de las pobrezas, las desigualdades e injusticias.
Agustín Ortega Cabrera: Prof. Dr. Psicología, Sociología, Humanidades y Teología