Antes de su exhibición, prevista para este jueves, día 25 de junio, a las 19.30 horas, José Artiles hablará sobre el uso del terror psicológico en la industria cinematográfica
Gran Canaria Espacio Digital (calle Cádiz, 34, Las Palmas de Gran Canaria) pone fin a su ciclo 'Cine con Química' este jueves, día 25 de mayo, a las 19.30 horas, con la proyección del filme 'Tiburón', del director Steven Spielberg, del que se cumplen 40 años desde su estreno en 1975. Será la quinta y última película que se exhibirá en dicho ciclo cinematográfico impulsado desde el pasado mes de febrero con la pretensión de recuperar la magia del cine a través del viejo formato del celuloide. José Artiles, experto restaurador de películas y coordinador de esta iniciativa, ofrecerá previamente una conferencia en la que abordará el uso del terror psicológico en la industria cinematográfica. El acceso a la sala de proyecciones de Gran Canaria Espacio Digital será libre hasta completarse el aforo.
Basada en la novela homónima del escritor Peter Benchley, la mencionada película, considerada el primer blockbuster del cine, es el prototipo de éxito cinematográfico cuyo estreno es recordado como un verdadero hito en la historia del séptimo arte. Además, se cumplen cuatro décadas de la película que abrió camino al género comercial y batió récords de taquilla. Rodada con apenas 9 millones de dólares de presupuesto, se convirtió en la primera cinta en rebasar los 400 millones de recaudación, superando a otros filmes de culto como 'El Padrino' y abriendo el camino 'Star Wars', la película de George Lucas que dos años después eclipsaría a este pionero del cine comercial.
La combinación de tensión, acción, crítica social, costumbrismo y diálogos inteligentes de la película del escualo es un ejemplo de que el cine clásico no acabó con Houston, Ford o Wilder. El filme cuenta cómo un enorme tiburón blanco ataca a los bañistas en las playas de Amity Island, una pequeña localidad costera americana, lo que obliga al jefe de la policía local a emprender la caza del escualo con la ayuda de un biólogo marino y un cazatiburones profesional. Nunca antes unos simples compases de música (fueron compuestos por John Williams) habían provocado tanta angustia. La primera vez que escuchó las icónicas dos notas con las que todo el mundo asocia 'Tiburón', Spielberg pensó que se trataba de una broma. Posteriormente, llegó a afirmar que "la mitad del éxito de esta película se debía a la música".
Los académicos debieron pensar algo parecido y su compositor John Williams se alzó con el Oscar a mejor banda sonora original por la cinta, un galardón que repetiría con 'E. T.', 'Star Wars' o 'La lista de Schindler'. 'Tiburón' fue nominada a mejor película, aunque la nominación a la mejor dirección se la arrebató Federico Fellini por 'Amarcord'. Spielberg rodó a la increíble edad de 26 años esta imperecedera cinta, demostrando su sabiduría para manejar las emociones del espectador, angustiarle y aterrarle, para lograr que nadie medianamente normal volviera a meterse en el mar una vez se precipitara la noche.
Como curiosidad, para dar vida a este enorme tiburón blanco se utilizaron tres modelos mecánicos, y, aunque la cinta está ambientada en mitad del verano, 'Tiburón' se rodó a principios de mayo de 1974, con el propósito de evitar una huelga de actores que iba a empezar en julio de aquel año. Ocurrieron tantos percances e imprevistos durante el proyecto que el equipo de la película bromeaba con el título. Frente al original en inglés 'Jaws' (mandíbulas) la rebautizaron como 'Flaws' (fallos). Más tarde, el propio cineasta admitió que esos problemas habían elevado la calidad de la cinta, al llevarla más cerca del terror psicológico de Hitchcock que al efectismo japonés de Godzilla. Algunos sambenitos persiguen a Spielberg desde que se convirtió en el rey midas de Hollywood con esta película. Más allá de su amplia legión de fans, un sector de la crítica y el público suele achacarle todo tipo de pecados artísticos (como la sensiblería y el infantilismo) y comerciales (como haber mercantilizado Hollywoody haberla convertido en una factoría obsesionada con los taquillazos).