Laporta conoce las normas de control económico y como abogado también sabe que está prohibido lo que en derecho se conoce como "inderogabilidad singular de los reglamentos"
LaLiga no está dispuesta a poner en peligro el "control económico" implantado hace varios años por salvar a un club determinado, llámese FC Barcelona o de otra manera, como adelantó Sergio Fernández en Marca y hemos confirmado en IUSPORT.
Joan Laporta sabe perfectamente que es así pero necesita hacer gestos constantes hacia la galería. El último, pretender "más flexibilidad por parte de la Liga para poder incluir más fichajes". Y añadió: "Las negociaciones con Leo van bien encaminadas pero estamos arreglando varias cuestiones por ambas partes", dijo en la presentación de Emerson Royal.
Laporta conoce las normas de control económico y como abogado también sabe que está prohibido lo que en derecho se conoce como "inderogabilidad singular de los reglamentos". Esto quiere decir que ni el propio órgano que aprueba una norma puede dejar de aplicarla en un caso puntual. Las excepciones tienen que estar previstas en la norma para poder aplicarse, pero no es ese el caso del FC Barcelona.
LaLiga, evidentemente, desea que Messi continúe en España pero en ningún caso se plantea inaplicar las normas que todos los clubes profesionales se han dado precisamente para evitar caer en el agujero negro del endeudamiento infinito de épocas pretéritas.
Otra cosa es que los 42 clubes acuerden cambiar las normas de control económico, pero eso tampoco está ahora sobre la mesa, como adelantó Ramón Fuentes en IUSPORT recientemente, y nunca se haría para poner en peligro un sistema cuyos beneficios están a la vista. A pesar del efecto devastador del COVID, los clubes españoles siguen en pie, por su buena gestión y por el control económico de la patronal.
Sergio hace en Marca el siguiente relato de lo que está aconteciendo:
1.- No quieren cambiar el reglamento
No es que se niegue LaLiga como institución (que también), sino los propios clubes. Hay partes del "control económico" que podrían modificarse; de hecho existe un reglamento que regula esta transición, pero tendría que ser presentado por un club, votado y aprobado por todos los demás. Y ya saben que los demás no lo van a aprobar. El Barcelona lo puso sobre la mesa al principio, pero ya saben que no.
El mismo reglamento que llevó al Elche, Murcia o Reus a un descenso administrativo (en caso del último, incluso, a su expulsión), será el que siga velando por la viabilidad financiera de LaLiga. Y eso nos lleva al segundo punto:
2.- Francia e Italia están ya atravesando serios problemas
La Ligue 1 sigue arrastrando los problemas financieros de no haber retomado y finalizado el campeonato en la 19-20 a puerta cerrada, tal y como sí hicieron la gran mayoría de ligas europeas. Ahora están en algunos casos cerca de la quiebra.
El fútbol italiano también ha pedido ayuda. Está reclamando a su gobierno volver a recuperar el dinero de las apuestas después de perder ingresos por valor de 1.100 millones de euros. Eso, además de aplazar los pagos de deuda un mínimo de dos años y favorecer la financiación para los clubes.
En España los clubes pasaron por una época en el desierto con Hacienda que gracias al control económico quedó atrás. Y no quieren ni pensar en volver a meterse en ese lío. La gran mayoría de equipos ha hecho bien los deberes y podrán capear el temporal y, por uno, no van a cambiarlo. Si llega algún tipo de ayuda del Gobierno español (que sería la primera, por cierto, con este ejecutivo), pues bienvenida sea. Pero nada que les haga endeudarse. Permitir más excesos en los topes salariales no es otra cosa que permitir que los clubes den pérdidas: estarías dejando que tuvieran sueldos que no pueden pagar, porque no ingresan lo suficiente.
3.- Le tienen 'ganas' al Barça por la Superliga
El Barcelona desliza presión, ya sea en medios de comunicación afines o en sus reuniones con LaLiga. Y es lógico: Laporta está lidiando con un problema gigante que no es culpa suya, que es mucho peor de lo que pensaba y no le va mal diferir esas culpas: Griezmann o Umiti, que no lo ponen fácil, otros jugadores que no aman al club lo suficiente como para irse del Barça perdiendo un dineral, un canterano que se revela, LaLiga que no es flexible... lo que sea.
Las reuniones de la directiva azulgrana con la patronal para explorar soluciones dentro de los límites del control económico han sido sencillas: esto es lo que hay, lo podéis hacer, pero tenéis que ponerlos (mucho) las pilas. Sin (todavía) reacción alguna que alivie seriamente el problema.
Además, por si fuera poco, el resto de los clubes (todos menos el Real Madrid), no están precisamente abiertos a facilitar las cosas en lo financiero al Barcelona después de la fallida Superliga que siguen promoviendo los culés. Entienden que, por un lado, se buscan la vida por su cuenta para multiplicar sus ingresos perjudicando al campeonato nacional, y ahora por otros les piden ayuda para cumplir con el compromiso electoral de renovar a Messi. Y no la van a encontrar. Al menos no en los suficientes clubes como para que sea viable.
El Barcelona tiene mucho trabajo y algunas decisiones dolorosas por delante si quiere inscribir a Messi (y a Agüero, Memphis etc...). Y aunque lo consiga, que está por ver, les espera una temporada complicada en los despachos para seguir aligerando su masa salarial y ponerse al día con casi todos los demás clubes (con permiso del Levante, que lo tiene algo más fácil).
