En torno al asunto del servicio del agua de abasto: “Turno por alusiones”

Ahora entiendo los silencios del alcalde ante las preguntas que sobre el servicio se le hicieron en el pleno del pasado 28 de mayo, acogiéndose a su prerrogativa de contestar en el siguiente, dos meses después y con la boca chica.

Agosto suele ser un mes inhábil, vacacional, festivo. Tanto que en nuestro municipio -Santa María de Guía- celebramos las fiestas de nuestra Patrona: La Virgen de Guía, y la del Compatrono: San Roque.

A lo anterior, que es lo habitual, en esta ocasión hay que sumar una sesión plenaria de carácter extraordinaria en la que se trato un asunto de relevante importancia en cuanto afecta a un servicio vital y de competencia municipal; así rezaba en el orden del día: “Acuerdos que procedan sobre la gestión del servicio público de abastecimiento de agua”.

Estas prisas vienen por la inacción del grupo de gobierno en este asunto, más concretamente de quien ostenta la responsabilidad directa, al no estar delegada en “el equipo”, su señoría alcalde, también diputado en el Parlamento de Canarias, oficio que dice no quitar tiempo en la gestión municipal.

Digo inacción, remitiéndome a los hechos y a los tiempos, porque arrastrar los pies en asunto de suma importancia, tanto por razón del servicio del que se trata, como por su repercusión económica para las arcas municipales y los bolsillos de sus ciudadanos. Y no es una cuestión de perreta opositora, son datos contrastables en la documentación obrante en expediente administrativo y argumentario del grupo de gobierno de turno registrado en las actas plenarias.

Que la gestión del servicio es caótica, viene de viejo, y así se reconoce en sesión plenaria con estas palabras: “la deuda acumulada precipita la economía municipal a un pozo en el que no se vislumbra el final, ni el monto dinerario que podría alcanzar…”.

Para dar solución, o así lo parecía, se toma el acuerdo de rescatar su gestión a principios del 2009, en mayo del mismo año se resuelve el contrato de mutuo acuerdo con una liquidación pactada de 2,99 millones de euros a pagar con la nueva adjudicación, la cual se preveía realizada en seis meses. En plazo se prepararon las bases para la licitación del nuevo contrato administrativo de gestión y en plazo se licitó quedando desierta, ahora dicen que por inviabilidad.

¡Y hasta la fecha!, andando, andando, han pasado nueve años y llega el día en que vence el contrato de gestión inicial prorrogado en septiembre del 2003 y la empresa gestora, Aqualia, entiende acabada su relación contractual iniciando el procedimiento para entregar el servicio al Ayuntamiento. Aquí comienzan las prisas, los acuerdos extraordinarios para: Inadmitir, Ordenar, Facultar a su señoría para interponer querellas y cuantas acciones hubiese menester, Incoar, Constituir comisiones de estudios y Disponer de plazos para la elaboración de una memoria, otra.

Así comienza otro capítulo. Se inicia en la comisión informativa, en la que el asesor no solo asesora, sigue en un pleno donde y a pesar de la complejidad del asunto, el alcalde se opone a una segunda intervención cómo establecen las normas a la vez que se permite, a pesar de sus alusiones personales, negar el turno que me corresponde por alusiones según establece toda la normativa vigente.

Eso sí, se permitió reclamar mi acta de concejal, aludiendo no sé a qué moralidad, debe ser la misma con la que actuó, con nocturnidad y alevosía, con el grupo político que le dejo el bastón de mando. Pero esto da para otro debate.

Manuel José Melián González / concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Santa María de Guía.